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domingo, 23 de enero de 2011

RECORDAR ES VIVIR..VIVIR ES FORJAR UN MEJOR FUTURO


23 de enero de 1958

Para algunos historiadores esta fecha marcó un cambio en el acontecer político nacional porque dio paso al comienzo de la democracia en Venezuela, tras la caída del último y más corto gobierno dictatorial de nuestro país: el de Marcos Pérez Jiménez

El 23 de enero de 1958 significó el final de un régimen basado en el predominio del poder y la dominación castrense que comenzó en 1952 hasta 1958 con el gobierno personalista del dictador Marcos Pérez Jiménez.

Durante el gobierno perezjimenista se implementaron importantes medidas orientadas a transformar el medio físico venezolano. Se llevaron a cabo la construcción de obras públicas tales como: la Autopista Caracas-La Guaira (1953), la planta siderúrgica del Orinoco (1953), la Avenida Urdaneta (1954), el Centro Simón Bolívar, el teleférico de Caracas y el Hotel Humboldt (1956), entre otras. Pero el establecimiento de una férrea dictadura que disolvió a los principales partidos políticos (AD y PCV), sindicatos obreros, y en general, a cualquier tipo de oposición, que en definitiva significó la interrupción del proceso democracia en la historia del siglo XX, llevó al descontento generalizado en todos los sectores de la nación.

Para algunos historiadores las causas de la caída del gobierno de Marcos Pérez Jiménez se debió por los siguientes aspectos fundamentales:

• La crisis militar que trastocó el poder absoluto que tenía el presidente en el seno de las Fuerzas Armadas y que se vio evidenciada cuando el 1° de enero unos oficiales de la Fuerza Aérea en Maracay se alzaron bajo el mando del teniente coronel Hugo Trejo. Marcos Pérez Jiménez había perdido el liderazgo en la institución castrense.

• La crisis política que se produjo en el seno del gobierno por la descomposición y fraccionamiento de su gabinete a raíz del plebiscito de diciembre de 1957. Este hecho originó dos cambios de gabinete y la salida al exterior de Laureano Vallenilla, ministro del interior, y Pedro Estrada, jefe de la policía de la Seguridad Nacional, muy cercanos a Pérez Jiménez.

• La publicación de diversos manifiestos en contra del gobierno, firmados por hombres y mujeres representantes importantes de los diferentes sectores de la actividad económica, profesional y cultural del país. También los pronunciamientos públicos de instituciones nacionales como el Colegio de Ingenieros, la Asociación Venezolana de Periodistas, federaciones obreras y sectores empresariales que hasta ese momento no habían manifestado abiertamente su repudio a la dictadura. El 21 de enero se produce finalmente una huelga generalizada de todos estos sectores movilizada por la Junta Patriótica (unión de los partidos políticos Ad, Copei, Partido Comunista y URD), como apoyo a los oficiales alzados.

Un hecho particular significó la lectura en todos los púlpitos de Venezuela del manifiesto "Pastoral con motivos de la fiesta de San José Obrero" el primero de mayo de 1957, en el cual se criticaba la situación social del país.

A partir de este año, 1958 se celebra en el espíritu democrático de las nuevas generaciones de venezolanos.

Hoy día nuestro sistema político sufre una transformación tan poco digerida que resulta difícil adaptarnos a este sistema socialista que se asemeja según sus raíces al sistema dictatorial del pasado y peor aun pervertido por las ambiciones actuales y modernas...Por eso hoy mas que nunca tenemos y bebemos luchar en todos los medios y aspectos de mantener la democracia que se nos legó con la firme convicción de corregir los errores del pasado para poder sentir el poder de la libertad eso si,sin libertinaje...!


domingo, 9 de enero de 2011

RECORDANDO EL PASADO Y PENSANDO EN FUTURO


Hoy 9 de enero 2011 doy inicio a lo que por pensante nunca podrán quitarme, expresarme...El gobierno de turno hábilmente ha tomado para si las herramientas legales para doblegar a aquellos que pensamos diferente a sus intereses y que señalan como vende patrias o traidores, ahora me pregunto yo; desmembrar la producción nacional y comprar todo o casi todo al extranjero no es ser traidor a la patria. Expropiar, ocupar forzosamente bienes e inmuebles no es ser traidor a las costumbres de la recompensa por tu trabajo arduo y honorable, pues así veo yo al gobierno de turno. Mas aún decir públicamente que los médicos venezolanos somos capitalistas y mercenarios y desacreditarnos públicamente, es ser traidor a la patria. Por que no acuden ellos, los del gobierno a sus centros de salud improvisados CDI?. Sera por temor a morir en manos de los que no son médicos o algo que se les parezca..?
Una sabia mujer, no por diplomada sino por vivida y trajinada me comento hace mas de 12 años atrás: No creas en ese señor.! Todo militar que llega al poder se pervierte mas rápido que los civiles corruptos que disimulan con el tiempo para poder robar las arcas de tu país. No hay mecías en aparecidos de turno... Prefiero al civil corrupto que podremos juzgar y sacar del gobierno por y con las leyes que al militar arrogante que solo sabe obedecer en un principio y mandar luego y hasta disfrutar haciéndolo y que ademas tendrá el poder de las armas para volverse en tu contra...
La inteligencia, la razón, la justicia y la astucia serán las armas de los que luchamos por mantener todas las libertades sin libertinaje en un país civilizado y con derecho a progresar.
Quiero traerles a colación el articulo que hoy se re edita en EL UNIVERSAL publicado hace 12 años atrás y reflexionen...
PD: No a la violencia si a la inteligencia...!
Dr. Carlos Castañeda
Un caudillo con la cara pintada

Hace doce años, el 09 de agosto de 1998, el periodista, analista político y escritor, Carlos Alberto Montaner publicó un artículo en este diario que intentaba dibujar las acciones que tomaría el actual presidente de Venezuela. Aún hoy, las advertencias que hacía el cubano están vigentes.

CARLOS ALBERTO MONTANER | EL UNIVERSAL
jueves 6 de enero de 2011 12:04 PM

Caracas, domingo 09 de agosto, 1998

A Venezuela le está saliendo un caudillo. Los caudillos le salen a las sociedades como los golondrinos le salen a la gente en los sobacos. Y salen por las mismas razones: una severa infección que aflora en un punto del cuerpo cuando las defensas están bajas. El caudillo venezolano se llama Hugo Chávez y se hizo muy famoso en 1992 cuando organizó un golpe militar contra el gobierno legítimo de Carlos Andrés Pérez. El golpe fracasó, pero el intento bastó para hacerlo tremendamente popular entre muchos venezolanos. A las 72 horas de la asonada castrense, de acuerdo con las encuestas de la época, 65 por ciento de la población adulta decía respaldar al golpista. Hoy, a los seis años de aquella sangrienta aventura, Hugo Chávez amenaza con convertirse en el próximo presidente de Venezuela, pero no para mantener las instituciones del país, sino para llevar a cabo la mítica revolución radical de izquierda, utilizando para ello los recursos del Estado de Derecho. Algo parecido a lo que Hitler y Mussolini hicieron en los años treinta en sus respectivas naciones. Se servirá de los procedimientos democráticos para disolver el Parlamento y gobernar a su antojo por decreto. Naturalmente, hundirá al país en el horror y la violencia, pero eso es algo que la mayor parte de los venezolanos hoy son totalmente incapaces de percibir. Están demasiado entretenidos en luchar contra la inflación, el desempleo y la inseguridad ciudadana para preocuparse por la defensa de las libertades. Sufren y con razón- la nostalgia de aquellos tiempos gloriosos en que un dólar valía cuatro bolívares, mientras ahora les cuesta quinientos. Tienen demasiada rabia contra los políticos y funcionarios corruptos, y demasiada indignación contra la ineptitud de la burocracia estatal, para detenerse a pensar en que Chávez, lejos de resolver los problemas del país, los agravará cruel e irresponsablemente, aunque sólo sea porque en su cabeza violenta y cuartelera no hay otra cosa que ideas insensatas extraídas de la mitología revolucionaria latinoamericana de mediados de siglo. En un país que se muere de estatismo, Chávez aumentará el perímetro del Estado. En una sociedad agredida durante décadas por absurdos controles económicos, Chávez multiplicará los cerrojos y limitará aún más las libertades políticas. En una nación en la que el Estado de Derecho es casi una ficción, este presidente carapintada sustituirá cualquier vestigio de constitucionalismo que quede en pie por su omnímoda voluntad. "Cuál es nuestra Constitución?", se preguntaba en los años treinta el doctor Hans Frank, nazi notorio. Y enseguida se contestaba: "Nuestra Constitución es la voluntad del Führer". La Constitución de los venezolanos será la voluntad de Chávez. El caudillismo es eso: una abdicación de la soberanía popular, una transferencia de poderes. Cómo saldrán los venezolanos de este atolladero? Por supuesto, muy magullados. Basta leer cuidadosamente los discursos de Chávez en La Habana, publicados en el periódico Granma, y los elogios que Castro le propina, para comprobar que este hombre no tiene la menor idea sobre cómo los pueblos crean riqueza y cómo la destruyen. Si gana las elecciones, una vez instalado en Miraflores, en el mejor de los casos se comportará como Salvador Allende -un caotizador de izquierda-y en el peor, intentará hacer una revolución de corte estalinista semejante a la de su admirado vecino cubano. En ambas situaciones movilizará a sus partidarios y los encuadrará en formaciones cuasi militares para defender la revolución, arriesgándose a un peligroso enfrentamiento con el Ejército, donde siempre habrá algún Pinochet dispuesto a sacar los tanques a la calle para liquidar violentamente a quienes pongan en peligro la hegemonía de las Fuerzas Armadas. Esto es gravísimo. Los militares venezolanos pueden ser devastadores si se disponen a matar. Hace años le pregunté a un general de ese país cómo habían controlado el "caracazo" -los motines callejeros de la capital- y todavía recuerdo con cierto escalofrío su respuesta torva y sin emociones: "raspamos a mil c.d.m. en una noche", dijo mientras aplastaba su cigarrillo en el cenicero con un gesto displicente. Así, innecesariamente, puede acabar este absurdo drama: millares de venezolanos "raspados", extirpados como verrugas por personas violentas de uno y otro bando que han sido incapaces de encontrar fórmulas para solucionar pacíficamente sus conflictos. Hay maneras, todavía, de impedir esta catástrofe? Sí, si las fuerzas democráticas fuera capaces de pactar la gran coalición de la libertad, pero no sería honrado forjar esa alianza sólo para derrotar a Chávez en las urnas. Eso sería mezquino. Habría que proponer un plan realista y serio que les demuestre a los venezolanos que la respuesta a sus males está en la democracia y en el Estado de Derecho, y no en la acción de los caudillos fascistoides. No sólo se trata de salvar a Venezuela del daño que en el futuro puede hacerle Hugo Chávez. El objetivo también es salvar a Venezuela del daño que le han hecho en el pasado otros venezolanos que llegaron al poder sin la cara pintada.

"No hay en la tierra, conforme a mi parecer, contento que se iguale a alcanzar la libertad perdida." Miguel de Cervantes Saavedra

La inteligencia, la razón, la justicia y la astucia serán las armas de los que luchamos por mantener todas las libertades sin libertinaje en un país civilizado y con derecho a progresar.
Dr. Carlos Castañeda